El papel de las instalaciones de almacenaje ha evolucionado a lo largo del tiempo convirtiéndose en elementos estratégicos para el éxito de muchos negocios. Los almacenes han dejado de ser meras instalaciones dedicadas a almacenar productos, para convertirse en centros enfocados al servicio y al soporte de cualquier empresa.
Por ello, su correcto diseño es fundamental, con un proyecto que recoja el mayor número de datos posible para que la instalación cumpla con su función y pueda incluso adaptarse a las necesidades que puedan surgir en el futuro.
Hemos recopilado los 6 factores básicos para el diseño de un almacén y su layout.
Producto: ¿Cómo es la mercancía?
El almacén sirve para el almacenaje de bienes dentro de la cadena de suministro. Conocer todas las características de estas mercancías es esencial. La unidad de carga empleada, sus dimensiones y pesos mínimos/máximos. Las cantidades, tipos y referencias de cada una de ellas, la sensibilidad a las diferentes temperaturas, etc., determinan en su conjunto aspectos tan importantes como el sistema de almacenaje a emplear, las dimensiones necesarias de los estantes y las zonas de trabajo de la instalación entre otros.
Espacio: ¿Qué características tiene el local físico?
Las dimensiones y características de la infraestructura del almacén son imprescindibles y deben ser datos muy precisos. Permiten definir el diseño de las estanterías, la capacidad de la instalación y la distribución de las mercancías en su interior. También existen limitaciones que hay que tener en cuenta: accesos, suelos, ventanas, pilares, arquetas, líneas y conductos de energía son ejemplos de elementos de una instalación que inciden en su diseño. Además hay que añadir las normativas constructivas que afectan directamente a los cálculos de las estructuras metálicas de almacenaje.
Equipos: ¿Cuáles son los medios disponibles?
A diferencia de lo que podría pensarse, en muchas ocasiones el diseño de un almacén no parte de una infraestructura vacía. Cuando existen elementos como estanterías, medios de elevación o equipos de transporte, deben tenerse en cuenta y analizar sus características. Estos componentes influyen en la propuesta de diseño. Permiten valorar la mejor adaptación a las necesidades del proyecto, las limitaciones que ofrecen y/o la necesidad de integrar nuevos equipos.
Flujos y rotación: ¿Cómo circulan las mercancías?
Por flujos se entienden los movimientos que se realizan en las operaciones logísticas, por ejemplo en expediciones, recepciones o procesos de preparación de pedidos. Por rotación de producto se entiende el grado de renovación de mercancías, es decir, un producto con alta rotación es aquel que tiene un ritmo elevado de entradas y salidas.
Los desplazamientos de cargas implican costes, por lo que hay que tender a minimizarlos, siempre que la operativa de la empresa lo permita. Detectar estos flujos es muy importante ya que permiten diagnosticar las necesidades del proyecto y diseñar instalaciones optimizadas.
Personal: ¿Con qué profesionales se cuenta?
El personal es uno de los activos más importantes de cualquier empresa. Conocer el grado de formación, el número de empleados, su organización, turnos de trabajo, etc., permite afinar en el diseño de almacén propuesto. La introducción de elementos automatizados, software de gestión de almacenes y normas de seguridad e higiene han derivado, en la actualidad, en que el grado de especialización de un operario sea mucho mayor.
Gestión y política empresarial: ¿Cómo se organiza el almacén?
Una buena gestión del almacén permite disponer del stock necesario, ofrecer el mejor servicio, tener una alta ocupación, optimizar los tiempos en operaciones internas, entre otras muchas cuestiones. Es por tanto un elemento primordial.
A la hora de diseñar y planificar instalaciones, conocer el funcionamiento de su gestión permite valorar el grado de efectividad y definir qué procesos pueden optimizarse. Por ejemplo, un cambio en la distribución de las estanterías puede simplificar los procesos de picking.
Hoy en día, la tendencia es que cada vez más instalaciones profesionales dispongan de un software de gestión de almacenes (SGA), que garantice el control de todos estos procesos.
Cada uno de estos factores tiene una influencia en mayor o menor medida sobre el resultado final de diseño, dependiendo de las necesidades y peculiaridades de cada negocio.
En Mecalux nuestro compromiso es ofrecer en todo momento la mejor respuesta a los requerimientos planteados y para ello contar con la información más precisa se convierte en un elemento fundamental.