India, la tercera potencia económica mundial

01 abr 2004

El gigante indio se está despertando... y de qué manera. Su fuerza laboral es ingente: 450 millones de trabajadores cada vez más cualificados, sobre todo en sectores tan pujantes como las telecomunicaciones o la informática. Utilizando estos cimientos está construyendo un nuevo país con tasas de paro europeas (8,5%) y un crecimiento similar al de los “dragones asiáticos” (8,4% trimestral). Todo ello con una mano de obra a precios del norte de África, lo que está provocando que multinacionales de medio mundo ya estén planeando el desembarco en la India.

Las cifras de la India impresionan: 1.300 millones de habitantes; una economía creciendo en el último cuatrimestre de 2003 al 8,4%; un nivel de paro, según la publicación especializada The world fact book, del 8,5% (similar al de España); una fuerza de trabajo cifrada en 450 millones de trabajadores; un mercado de valores que se ha revalorizado por encima del 60%... Son datos que avalan que no se puede dar la espalda a este mercado ni a este país. Pero hay más sorpresas. Un informe elaborado recientemente por la firma británica de Bolsa Goldman Sachs, y que ha tenido una enorme trascendencia en los medios ingleses, revela que en 2050 la India será ya la tercera potencia mundial, si tomamos como referencia el crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB). Sólo Estados Unidos y China la superarán.

La India es, pues, una oportunidad para las firmas españolas, que de paso pueden romper con algunos estereotipos. Es verdad que la red vial en esta región es todavía bastante deficiente, aunque está en un proceso de mejora continua. Actualmente hay unos 3,3 millones de kilómetros de carreteras. Una infraestructura muy amplia que tiene el problema de estar irregularmente conservada. Si bien tras un punto débil hay otro fuerte.

Esta nación asiática está muy desarrollada en el transporte ferroviario; sobresale la compañía estatal Indian Railways, con casi 150 años de existencia y unas 7.000 estaciones repartidas por todo el territorio, que enlazan 62.495 km de ruta. No menos importante es su aviación civil: existen 92 aeropuertos civiles, de los cuales seis son internacionales, con los que consigue asegurar sus exportaciones e importaciones. La red fluvial, a pesar de la abundancia de ríos navegables, está poco (o casi nada) desarrollada. Al contrario que su sistema portuario, eje básico en sus relaciones comerciales, que da servicio a partir de 12 puertos mayores y 139 menores.

Pero ¿cómo se puede invertir? ¿Qué sectores son los más interesantes? ¿Hay restricciones a la inversión? ¿Qué problemas se puede encontrar una empresa? Lo mejor es ir por partes. Y la primera es conocer el país.

Como hemos visto, sobre una población de 1.300 millones de personas, los expertos sitúan la fuerza laboral (población en edad de trabajar) en 450 millones de trabajadores y la mayoría, el 65%, se ocupa en la agricultura. De cualquier modo, este porcentaje, a medida que aumenta el desarrollo del país, va reduciéndose. En su lugar se está incorporando un nutrido grupo de jóvenes profesionales muy bien cualificados en áreas tan punteras como la informática o las telecomunicaciones. De hecho, India exporta este tipo de mano de obra fundamentalmente a Estados Unidos y Alemania.

En centros tecnológicos tan reputados como Silycon Valley forman ya una enorme colectividad; se calcula que el 10% de los trabajadores de esta zona de California son de origen indio. Además, tienen un elevado nivel de inglés lo que les convierte en una opción más que apetecible para los empresarios americanos y para las firmas extranjeras que se quieren instalar en la India. Todos estos datos sociológicos no hacen sino dar más razones a quienes apuestan por esta nación asiática como una verdadera potencia mundial.

El ‘boom’ de la telefonía móvil
 

“"Hay un dato espectacular que demuestra bien a las claras la capacidad de consumo (y por lo tanto de expectativas comerciales) que posee este país. La telefonía móvil tiene cada mes ¡dos millones más de clientes!"”, revela Rama Valamuri, profesor de origen indio del IESE. Un guarismo que para los empresarios no es más que la punta del iceberg de toda una capacidad de crecimiento que está aún sumergida pero que no tiene más opciones que aflorar. Por ahora el fuerte crecimiento económico de la India procede del mercado doméstico. En la práctica, menos del 25% de su PIB proviene del comercio exterior. Los indios consumen y consumen mucho. Un dato. La producción de hardware, tanto para uso interno como exportación, podría alcanzar los 15.000 millones de dólares en los próximos tres o cuatro años.
Todo ello dentro de un panorama político bastante singular. El Parlamento de la India está compuesto por 545 escaños. Y el Gobierno central es una coalición de 24 partidos, que sumaban 298 escaños cuando accedieron al poder después de las elecciones de 1999. El mayor partido de la coalición se llama BJP y ocupa 182 escaños. Pues bien, a pesar de tener tantos partidos, la mayoría de ellos de carácter regional, el actual Gobierno ha disfrutado de bastante estabilidad gracias a lo cual ha podido seguir con la política de liberalización de la economía emprendida en 1991. Esta normalidad institucional es una de las principales razones que explican el auge de este Estado.

En estos momentos, empresas como Microsoft, Lehman Brothers, Goldman Sachs, EDS, HSBC (esta última acaba de trasladar sus servicios de administración interna a la India) se están dando cuenta de las posibilidades de este territorio y ya están invirtiendo en él. También lo han entendido así Citibank (que ha emitido el año pasado 300.000 tarjetas de crédito) o GE, cuya filial, GE-India, emplea 22.000 trabajadores en ámbitos tan variados como las manufacturas, los call centers o el desarrollo de software.

Crecimientos espectaculares
 

India se mueve... y mucho. Las cifras de crecimiento que los expertos auguran para algunos sectores serían la envidia de los empresarios europeos y americanos. Según la Confederation of India Industries, las tasas de crecimiento durante los primeros nueve meses del año fiscal (1 de abril-31 de marzo) de determinados sectores fueron muy sólidas. Las ventas de automóviles crecieron en ese periodo un 37%, igual ocurrió con los vehículos industriales (35%), la máquina herramienta (20%) y los productos farmacéuticos (16%). Aún hay más. El campo inmobiliario también se está desarrollando con mucha fuerza. Las hipotecas bancarias crecen a un ritmo anual del 30%. Toda una perita en dulce para las entidades financieras.

El mercado inmobiliario está tirando con fuerza y eso provoca también problemas que son bien conocidos en Occidente. En Bangalore, ciudad donde se sitúa el Gobierno indio y que en la práctica es el núcleo empresarial y, sobre todo, tecnológico del país, es muy difícil conseguir locales comerciales y los precios son cada vez más elevados.

Está claro que, a pesar de todo, este país asiático es un destino que resulta muy atractivo para la inversión. En la práctica recibe al año unos 4.700 millones de dólares de inversión directa. La cuestión es ¿qué empresas y productos son los que tienen más posibilidades de éxito? Rama Valamuri hace una selección que a su juicio incluiría los productos de consumo, los bienes de equipo, alimentación, tecnología de la información, azulejos y empresas textiles (destacando el sector peletero).

Aunque aclara que realmente hay oportunidades para todo tipo de compañías. Eso sí, este mercado (como todos) tiene sus propias reglas de juego. La economía india, tras largos años de proteccionismo, se ha abierto a los inversores internacionales. Prácticamente (véase cuadro Sectores e inversión) se puede invertir con libertad en la mayoría de los sectores. Sin embargo, hay alguna letra pequeña que conviene leer bien.

Proteccionismo del Estado
 

El tejido empresarial indio está constituido por un gran número de pequeñas y medianas empresas. Según los últimos datos disponibles, hablaríamos de 3,6 millones que representan el 40% de la producción del sector manufacturero. Ahora bien, con el fin de protegerlas, la Administración ha creado una serie de medidas que, como afirman los expertos, más que favorecer en muchas ocasiones lo que hacen es entorpecer el desarrollo empresarial. Estas pequeñas empresas, similares a nuestras pyme, reciben el nombre de small scale industries y para que puedan ser consideradas como tales no tienen que superar los 10 millones de rupias (220.000 dólares) de inmovilizado material.

Las firmas de pequeña escala pueden trabajar en completa exclusividad 675 tipos de productos y maquinaria distintos además de aplicarse una serie de exenciones fiscales que pierden si sobrepasan ese nivel de inmovilizado. “"Esta situación frena el crecimiento empresarial. Es una política ilógica basada en el proteccionismo excesivo. Afortunadamente esta normativa está en proceso de cambio”", indica el profesor del IESE. Una política que incluso el economista y premio Nobel, Milton Friedman, ha criticado: “"El problema es que los indios pueden progresar en todas partes menos en la India. Allí lo pasan mal porque no se les deja utilizar su capacidad. El Gobierno les dice lo que tienen que hacer”".

Este excesivo proteccionismo depara situaciones peculiares. Resulta más rentable segregar la empresa en dos, cuando supera los 10 millones de rupias de activo inmovilizado, y aprovechar así las ventajas fiscales, que dejar que la compañía crezca y hacer frente a una fuerte carga impositiva. La pregunta inmediatamente siguiente es ¿cómo pueden las empresas españolas beneficiarse del potencial de la India? “"La respuesta a esta pregunta"”, aclara Valamuri, “"depende de si lo que buscan es tener acceso al mercado indio o, por el contrario, piensan utilizar el país como fuente de suministro de servicios o de productos a precios competitivos"”. Son dos caminos distintos para entrar en una economía "“que es realmente competitiva y que por lo tanto hay que analizar muy bien”".

Según datos del ICEX (Instituto de Comercio Exterior), de enero a octubre de 2003, España importó del país asiático mercancías por valor de 926 millones de euros y exportó por 193,5 millones. Evidentemente, somos deficitarios en esta relación: importamos más de lo que exportamos, atraídos sobre todo por unos productos de calidad a bajo precio. Una imagen que los propios empresarios indios quieren cambiar: "“No somos una nación de productos baratos sino de mano de obra cualificada"”, comenta un emprendedor indio afincado en Madrid. "“Si las empresas españolas quieren tener éxito deben estudiar bien todas las formas de entrar en el país y principalmente orientar su estrategia a una permanencia a largo plazo”", sentencia.

La (buena) experiencia de Agrolimen
 

Algunas ya han estudiado bien el mercado, porque hay varios casos de compañías sólidamente afincadas en este territorio. Por ejemplo, la multinacional de componentes de automoción Ficosa mantiene desde hace varios años una joint venture con el conglomerado automovilístico Tata. No obstante, quizá el caso más representativo sea el del grupo de alimentación Agrolimen. La compañía llegó a la India hará unos diez años, después de analizar durante mucho tiempo más de 100 socios potenciales. Querían entrar de la mano de otra sociedad. Pues bien, cuatro o cinco años después el socio seleccionado decidió dejar la firma que habían creado. Agrolimen sentía que conocía bien el terreno y no buscó más ayuda: de la mano de su filial se lanzó sola al mercado. Pocos meses después ya había conseguido el liderazgo en el sector de los chicles (un espacio donde la competencia es enorme) y en su balance figuraba una facturación de 40 millones de euros.

Capítulo aparte merece el mercado de capitales, que no es otra cosa que un reflejo de una economía en rápida expansión. El índice Sensex de Mumbai, uno de los principales indicadores bursátiles del país, ha conseguido una revalorización de un 70% en los últimos meses empujado, principalmente, por las empresas farmacéuticas, de tecnología y automoción. La inversión directa en fondos o acciones cotizadas en el parqué indio puede deparar agradables sorpresas. Si nos atenemos a los datos de la agencia de calificación de riesgos Standard & Poor´s, la rentabilidad media de los fondos americanos que destinaban al menos un 10% de su inversión a la Bolsa india fue del 65,40% en 2003. Y es que este Estado asiático, como señala la agencia de calificación, tiene aspectos muy atractivos para los inversores: acciones en buenos niveles de cotización, aumento del nivel de vida, crecimiento de la productividad industrial, inflación baja, estabilidad política, un sistema bancario bien desarrollado y un robusto mercado de capitales.

Además, según las cifras que publicó el periódico Times of India (el que goza de más prestigio en el país), la inversión institucional extranjera en valores indios superó el año pasado los siete billones de dólares y este ejercicio se espera la llegada de más de 20 billones. A todo esto ha contribuido un PIB muy sólido, como hemos visto, y un Gobierno que está conduciendo a la economía por el camino de la liberalización, interviniendo cada vez menos en los sectores productivos. Sin embargo, como ocurre con todo mercado emergente, los peligros siguen siendo altos. "“Estas economías tienen el potencial de proporcionar cuantiosos ingresos, si bien acompañados de altos niveles de riesgo [en la inversión]”", advierte Rosann Pane, analista de fondos de Standard & Poor´s.
 


Sectores e inversión
1º Industrias reservadas al sector público:

- Energía atómica.
- Transporte por ferrocarril.
2º Industrias para las cuales la licencia industrial es obligatoria:

- Destilación y elaboración de bebidas alcohólicas.
- Puros y cigarros de tabaco y sustitutos fabricados de tabaco.
- Equipamiento de defensa y toda clase de electrónica aeroespacial.
- Explosivos industriales, incluidos los fusibles de detonación, fusibles de seguridad, pólvora, nitrocelulosa y cerillas.
- Sustancias químicas dañinas: - ácido hidrociánico y sus derivados. - fosgeno y sus derivados. - isociatos y disocianatos de hidrocarburo.
- Medicinas y fármacos
Fuente: Ministerio de Comercio e Industria de la India.


Caso práctico: Elsamex asfalta la India
 

India es un mercado con un potencial enorme y algunas empresas españolas ya se han dado cuenta. Este es el caso de Elsamex, una compañía consultora y de servicios integrales que tiene a su cargo la conservación y mantenimiento de unos 15.000 km de carretera en más de una docena larga de estados. Su presencia va desde América Central a Iraq pasando por Europa del Norte y Asia. Evidentemente no es una empresa pequeña, factura 120 millones de euros al año y está constituida por 25 filiales y compañías asociadas. No obstante, la clave de su crecimiento (el 20% de su facturación procede de los mercados internacionales) pasa por el exterior, y ellos lo saben. Esta es la razón que explica su entrada en la India. Concretamente, se encarga desde 2002 (y hasta 2007) de la conservación de la carretera más importante del país (Bombay-Pune). Son 400 km de autovía que soporta un elevado tránsito de vehículos y que exige una atención constante. Para llevar a cabo el proyecto ha sido fundamental contar con un socio local: la familia Washinet. Gracias a esta alianza ha podido conocer mejor el mercado y hacer frente a las empresas inglesas, principales competidoras en este sector.


La India planta cara al gigante chino
 

Hay una guerra comercial no declarada que enfrenta al coloso chino y a la India. Un enfrentamiento que pone en evidencia la pujanza de ambos países, pero más que nada la capacidad de crecimiento de la India, algo que pueden utilizar las empresas españolas para entrar en un mercado inmenso. Imagínese un espacio comercial constituido por el 40% de la población mundial. Es un porcentaje que deja pequeñas a asociaciones como el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (que une a México, Canadá y Estados Unidos) o la bien conocida Unión Europea. Y es que China y la India, con una población conjunta de unos 2.300 millones de personas, constituyen el mercado más populoso del mundo. Se trata de 2.300 millones de consumidores que, poco a poco, van mejorando su nivel económico y por ende su capacidad adquisitiva. De hecho, la ONU calcula que en 2045 la población india superará a la china, que ya alcanza los 1.300 millones. Las cifras tienen el defecto de ser frías aunque también la virtud de resultar incontestables. China está creciendo a tasas anuales del 9% mientras que la India lo hace al 8%, unos porcentajes desconocidos en el resto del mundo. Por ejemplo, España crece a un ritmo anual de un 2,4%, Estados Unidos al 4% y Alemania a duras penas supera el 1,5%. La India y China duplican cuando no triplican en estos porcentajes a los países más avanzados.

Muchas cosas son las que los unen, pero también las que los separan. La competencia entre ambos países es dura, sobre todo por atraer inversiones extranjeras. "“China está recibiendo un enorme volumen de inversión extranjera en comparación con la India"”, revela un analista de Merryl Lynch. Aproximadamente en China están entrando al año unos 50.000 millones de euros mientras que en la India esta cifra se sitúa en 5.000 millones. Una inversión nada desdeñable que está provocando cambios sociales y económicos definitivos en ambas naciones, especialmente en China. Se estima que en la década de los noventa salieron de la pobreza unos 200 millones de chinos.

Y mientras unos empiezan a tener lo básico otros adquieren un poder adquisitivo alto y unos gustos y consumos occidentales. Eso sí, el gigante asiático también debe hacer frente a un nivel de endeudamiento elevado, algo similar a lo que hace no menos de un lustro ocurrió en Japón. Un endeudamiento que también tiene otra lectura. Gracias a él ha sido capaz de acometer ingentes proyectos de infraestructuras y mejorar su obsoleto sistema de carreteras. De cualquier forma, los analistas estiman que, a largo plazo, pueden pagar un precio alto si no lo mantienen en límites razonables.

Todo esto tiene otra interpretación: las dos economías necesitan atraer a la inversión extranjera. Y en una especie de decisión salomónica, los inversores parecen haber decidido invertir en China en las empresas manufactureras mientras que el dinero de la India irá a parar a compañías que emplean trabajadores especializados (sobre todo en firmas informáticas y de telecomunicaciones). De lo que no hay duda es de que ambas naciones están condenadas a entenderse. "“El comercio bilateral ha aumentado 20 veces, de los 250 millones de dólares de hace 10 años a los 5.000 millones actuales”", se puede leer en un informe de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Y es que tras la llegada de China a la OMC las cosas cambiaron (y mucho) entre ambos países. El gigante económico rebajó los aranceles de entrada de bastantes productos a su mercado (obligado por la normativa de la Organización) y los intercambios comerciales aumentaron.

Las estadísticas anuales chinas, según el Banco Mundial, demuestran que el volumen comercial entre los dos países en los últimos cuatro meses de 2003 ascendió a 2.310 millones de dólares, lo que supone un aumento del 71% con respecto a igual periodo del ejercicio pasado. Del total, las exportaciones de China a la India alcanzaron los 980 millones de dólares y las importaciones supusieron 1.330 millones de dólares, lo que representa crecimientos del 42% y 101%, respectivamente.


¿Dónde informarse para abrir una empresa en la India?

  • SIA Newsletter: publicación de carácter mensual que recoge información sobre los requisitos para la inversión directa extranjera. Se pueden consultar todas las solicitudes aprobadas de inversión. Muy útil.
  • SIA Statistics: es una publicación mensual que contiene información referente a licencias industriales, autorizaciones concedidas para instalar empresas exportadoras, detalles de autorización para las licencias industriales, colaboración extranjera técnica, etc. También recoge las declaraciones de los miembros del Gobierno durante ese mes. Bastante técnica.
  • http://dipp.nic.in: página web creada con la intención de comunicar información referente al clima de la inversión en la India. Contiene una estimación rápida de la inversión en este país, el Manual de Política Industrial y Procedimientos, además de otras publicaciones. Práctica.