Un almacén automático está diseñado para funcionar de forma autónoma. Sin embargo, al igual que cualquier instalación industrial automatizada, es inconcebible su utilización sin las herramientas adecuadas para un diagnóstico y control manual, con las que llevar a cabo operaciones de mantenimiento o simplemente corregir situaciones anómalas.
Para que una persona pueda llevar a cabo este tipo de tareas sin necesidad de invertir un valioso tiempo en formación específica sobre la instalación, es necesario disponer de una buena interfaz hombre-máquina lo suficientemente intuitiva como para reducir considerablemente los tiempos de formación y en gran medida las posibilidades de fallos por errores humanos.
El sistema SIMEGA (Sistema Mecalux de Gestión de Almacenes) es un claro ejemplo de ello, debido a su alto nivel de abstracción y su intuitivo sistema de control utilizando un solo dedo.
Automatización Industrial
Hablando en términos generales, una instalación industrial automatizada suele comprender un conjunto de elementos móviles, llamados accionadores. Estos elementos están gobernados por unidades de control, generalmente PLC (Controladores Lógicos Programables), que basan sus actuaciones en la información recibida desde los captadores o sensores.
Dicho esto ya podemos deducir que un sistema de visualización y control tiene dos tareas fundamentales:
1. Visualización del estado de la instalación.
2. Control manual de los accionadores.
Estas dos funcionalidades nos ayudan a diagnosticar y corregir situaciones anómalas. La visualización comprende el estado de los sensores y la información de diagnóstico, mientras que el control manual está diseñado para aquellas circunstancias en las que deseemos accionar el sistema a nuestra voluntad, asegurando que ningún elemento vaya a moverse libremente fuera de nuestro control. Un ejemplo de esto son las tareas de mantenimiento de la instalación.
No debemos olvidar que este modo nos ofrece además una gran flexibilidad para resolver situaciones anómalas, provocadas por motivos muy diversos, como cargas en mal estado o averías mecánicas.
Interfaz Hombre-Máquina
Los sistemas de visualización y control constituyen la base de la comunicación entre el operador y las máquinas de la instalación. Esto hace especialmente importante una buena representación conceptual del lenguaje de las máquinas. En un almacén automático encontramos elementos algo dispares como: - Transportadores de rodillos, cadenas, cinta, etc. - Mesas giratorias, elevadores, etc. - Transelevadores - Carros transferidores - Puentes de trasbordo.
En términos de control de máquinas, un transportador de cadenas no dispone de las mismas opciones de movimiento que uno de rodillos o una mesa giratoria. Tampoco podemos suponer que el motor será del mismo tipo ni que se se moverá siguiendo idénticos parámetros. El objetivo es abstraer todos los elementos de modo que el usuario se concentre en lo que desea hacer y no en cómo se resuelve esa tarea a nivel eléctrico-mecánico
La búsqueda de un interfaz común apropiado para todos los elementos de la instalación puede resultar un esfuerzo nada desdeñable y como ocurre la mayoría de las veces, la experiencia en este tipo de sistemas es esencial. Pongamos un ejemplo en el que se requiere hacer avanzar una carga a lo largo de un transportador en modo manual.
Un buen Interfaz Hombre- Máquina, conocido como HMI, debería permitirnos una rápida e intuitiva localización del transportador que queremos mover. Al operario no le interesa saber que va a mover el motor número 24 de la zona 3, sino que dirá que quiere mover "ese transportador de ahí" mientras lo señala con el dedo.
El uso de sinópticos o planos constituye un buen modelo de conversión de lenguaje humano a coordenadas o identificación de motores. Una vez localizada la carga, debemos transmitir la orden adecuada al sistema. En este punto es primordial una abstracción de la instalación de modo que el operario sepa escoger sin dudar de entre las órdenes posibles.
Una buena representación gráfica no necesita ser muy espectacular para representar un adecuado mando de control manual, sino más bien ilustrar un concepto claro que el operador entienda sin lugar a confusión: sería el caso de que para mover el transportador se emplearan términos como Avance, Retroceso o Elevación.
Mensajes de diagnóstico
Siguiendo con el concepto del Interfaz Hombre Máquina, no podemos dejar de lado las alarmas o avisos del sistema. Dos mensajes que significan lo mismo pueden sonar muy distintos como se muestra a continuación:
- Detección de presencia en fotocélula E1.3.
- Error de gálibo en puesto de entrada.
El segundo mensaje provoca inmediatamente un acto reflejo en el usuario dirigiendo su mirada hacia el puesto de entrada, mientras que el primero da lugar a confusión y es difícil de interpretar. Una buena descripción de los mensajes puede ahorrar mucho tiempo de diagnóstico y por tanto de resolución de incidencias. Cabe destacar además que en un conjunto de alarmas la de mayor peso acostumbra a ser la primera (la más antigua) al contrario de lo que podría parecer, pues las demás pueden ser simplemente consecuencia de ella y por tanto nos harán perder el tiempo.
Conclusión
La creciente demanda de instalaciones automatizadas en el entorno industrial hace cada vez más necesario acercar el lenguaje de las máquinas al usuario de a pie. Disponer de sistemas fáciles de utilizar sin sacrificar robustez y eficacia proporciona al usuario independencia y minimiza las posibilidades de error, reduciendo las necesidades de soporte técnico y permitiéndole concentrarse en su labor principal. Este debería ser el objetivo prioritario de todo sistema industrial automatizado