Ciclo de vida de un producto y sus 5 etapas
Por novedoso que parezca, ningún invento dura para siempre en su forma original. La innovación mejora los productos, y estos bienes destinados a satisfacer las necesidades, deseos o problemas de los consumidores pasan por distintas fases a lo largo de meses o años. Da igual si se trata de estanterías, sillas, teléfonos o programas informáticos: todos ellos están sometidos a un ciclo de vida.
¿En qué consiste el ciclo de vida de un producto?
El ciclo de vida de un producto divide las fases por las que pasa cualquier artículo desde que es ideado por primera vez hasta que desaparece del mercado y deja de estar disponible. Primero se trabaja en una buena penetración del objeto o servicio en su mercado potencial. Después la popularidad empieza a crecer, y puede durar apenas unos días o mantenerse durante meses. A la irrupción inicial le sigue un periodo de calma o madurez. Por último, todo lo que sube baja y el artículo comienza a dejar de suscitar interés. Las ventas decaen y termina retirándose o sustituyéndose por otro similar.
5 etapas del ciclo de vida de un producto
Cada fase del ciclo de vida de un producto posee sus características propias, implica ciertos desafíos y permite desplegar diversas estrategias. El origen de la teoría se remonta a 1965, cuando el economista germano-estadounidense Theodore Levitt la propuso por primera vez en la Harvard Business Review. El proceso puede desglosarse en cinco etapas:
Etapa 1: desarrollo del producto
Es el primer momento en que se conforma una solución e incluye las investigaciones previas, las pruebas técnicas y todos aquellos pasos necesarios para averiguar qué tipo de bienes se quieren introducir en el mercado.
A menudo el invento todavía no está del todo perfeccionado e incluso aún no existe una demanda probada. Este es el caso de multitud de proyectos de empresas emergentes, que bien pueden lograr éxitos con su nueva apuesta o verse obligadas a dejarla de lado. En la primera etapa del ciclo de vida de un producto se suelen producir ventas muy escasas.
Etapa 2: introducción del producto
Sucede cuando el producto ya está a la venta y tiene que llamar la atención de sus primeros compradores de forma masiva. La introducción al mercado suele ser un buen momento para implementar acciones de marketing que ayuden a la empresa a alcanzar el crecimiento —la siguiente fase del ciclo de vida de un producto—. Es aconsejable hacer un estudio de sus potenciales clientes para conocer sus gustos, motivaciones, actitudes y comportamientos. Así pueden definirse estrategias comerciales y logísticas como la distribución en tiendas o los puntos de entrega y recogida de pedidos.
Esta etapa es crítica en el nacimiento y desarrollo de cualquier artículo, ya que de no seguirse las tácticas de distribución adecuadas o existir demasiada competencia es posible fallar en la expansión de las ventas.
Etapa 3: crecimiento de un producto
En este periodo es cuando se observa un mayor incremento de las ventas y se multiplican los modos de obtenerlas. Es posible que aparezcan imitadores del servicio, por lo que hay que retener a los consumidores y expandir la presencia de marca. Gracias a los primeros ingresos, las compañías pueden reinvertir parte de las ganancias en más avances para mantener su producto actualizado el mayor tiempo posible. Es también un buen momento para incorporar mejoras al tener suficiente feedback y comentarios de los usuarios.
Etapa 4: madurez de un producto
Alcanzada la cima de la montaña, las ventas se estabilizan. El mercado se ha adaptado al uso del producto y el reto está en mantenerse entre las primeras opciones de compra durante el mayor tiempo posible. A fin de afianzar la lealtad de marca, conviene centrarse en ofrecer un servicio y una experiencia de cliente excelentes. También pueden emplearse prácticas promocionales como programas de fidelización.
Otras opciones son implantar el producto ya consolidado en otros lugares del mundo, afrontando la expansión de la empresa, o buscarle nuevos usos.
Etapa 5: declive de un producto
Pese a los intentos de posponerlo, el declive de un producto y su desaparición siempre llegan. El momento en que la cuota de mercado comienza a caer y las ventas disminuyen suele estar causado por cuatro factores:
- El producto ha quedado desfasado o ha sido sustituido por otro.
- La novedad ha pasado y los clientes han perdido el interés.
- La competencia es demasiado elevada.
- Un acontecimiento ha dañado la imagen de la marca.
Un buen medio de distinguir si el producto ha llegado a esta fase o todavía se puede relanzar es comprobar si los avances tecnológicos lo han convertido en obsoleto o si existen opciones similares a menor precio.
Ejemplos
Inventos sumamente populares como la máquina de escribir, creada en 1867, han dejado de fabricarse definitivamente. La última fábrica que las producía estaba en la India y cerró sus puertas en 2011 ante la caída de la demanda. Un ejemplo de una invención más reciente es la de los DVD. Nacieron en 1995 para reemplazar a las cintas de VHS y lo lograron gracias a las ventajas que aportaban, como que no había que rebobinarlos manualmente. Sin embargo, los servicios de streaming han reemplazado a los DVD en muy poco tiempo, por lo que estos han tenido un ciclo de vida de producto mucho más corto que el de las máquinas de escribir.
Para qué sirve conocer el ciclo de vida de un producto
Conocer las fases del ciclo de vida de un producto es una gran ventaja, ya que ayuda a los vendedores a determinar las estrategias de marketing a implementar y a anticipar sus necesidades logísticas y de almacenaje. No obstante, cabe tener en cuenta que aunque todos los artículos y servicios experimentan el mismo ciclo de vida, cada uno evoluciona de manera diferente.
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