El movimiento de una carga o una operación sin prestar atención a todos los condicionantes que convierten la maniobra en segura puede provocar un accidente de graves consecuencias. La seguridad en el almacén, como cualquier otro ámbito laboral, se rige por una serie de normativas nacionales tanto en cuanto a la construcción del almacén como a su funcionamiento (Ley 31/1995, de 8 de noviembre, de Prevención de Riesgos Laborales).
Sin embargo, “por desgracia, las medidas de seguridad y de prevención de riesgos laborales no siempre son tomadas en serio por los empresarios y los trabajadores”, asegura Javier Escobar, responsable de ICIL Empresas de la Fundación ICIL.
A lo que añade: “Esto es un error de fatales consecuencias, ya que la seguridad se construye día a día con, por y para todos, y el accidente surge en el momento que se pierde la concentración y la atención; y es entonces cuando no tiene solución”.
Por su parte, José María de Simón, presidente de la FEM AEM (Asociación Española de Manutención), precisa que “los empresarios normalmente cumplen las normativas existentes, dado que las sanciones por incumplimiento se han endurecido en los últimos años y se incurre en graves responsabilidades”. Y continúa:“En cuanto a los trabajadores, es posible que el mayor riesgo venga de la falta de formación específica en puestos concretos como los carretilleros”.
Inversión en seguridad
Ambos especialistas inciden en que hay que hacer un esfuerzo mayor en materia de seguridad en el almacén. José María de Simón afirma que la participación debe ser general: “La Administración dictando normas lógicas y sencillas en colaboración con las asociaciones de fabricantes y usuarios de equipos; los empresarios cumpliendo y haciendo cumplir a los trabajadores las mismas y éstos últimos siendo conscientes de que en caso de accidente los más perjudicados son ellos”.
Javier Escobar va más allá: “Para los empresarios el esfuerzo debe ser de mentalización, en cuanto a que las inversiones en seguridad son rentables y que el verdadero coste viene derivado de la inseguridad. Por tanto, tienen el deber de dotar de medidas de prevención y el derecho de exigir que se utilicen”.
Según sus palabras, los empleados han de convencerse de que las medidas de seguridad (equipos de protección individual, simulacros, formación...) son fundamentales para evitar los riesgos y, en consecuencia, la posibilidad de accidentes.“Tienen el derecho de exigir que existan las medidas de seguridad y la obligación de utilizarlas”.
Javier Escobar insiste en que de cara a la legislación, ha de hacerse cumplir y tener un carácter fundamental de prevención y no de sanción,aunque en el caso de que no se cumpla, que se sancione. “Estas situación es y debe ser aplicable a empresarios y trabajadores –destaca Escobar–. En su día pasamos de una legislación en materia de prevención de riesgos laborales de principios de siglo a la más progresista,pero ya ha transcurrido el suficiente número de años como para alcanzar unos niveles adecuados de cumplimiento de la ley”.
Una ley actualizada
Ambos expertos, en cambio, no están tan de acuerdo respecto a si la legislación en esta materia está actualizada. Para el presidente de la FEMAEM, “la normativa vigente debe actualizarse sobre todo en el apartado de riesgos de incendios, de acuerdo con las posibilidades que ofrecen los nuevos desarrollos tecnológicos, con sus sistemas de detección y extinción automática del fuego”.
Además, José María de Simón detalla que “sería interesante que las administraciones facilitaran la construcción de almacenes de gran altura automatizados, en un momento en que los precios de los terrenos logísticos en las inmediaciones de las grandes ciudades están alcanzando niveles desorbitados”.
Y matiza: “La ley, lógicamente, es aplicable, si bien en algunos casos puede ser un obstáculo para que España se convierta en la plataforma logística del sur de Europa, como todos deseamos”.
Javier Escobar defiende otro matiz: “La legislación está actualizada y, aunque no lo estuviera, las leyes, per se, son aplicables y exigibles y, para ello, suele haber unos plazos de adecuación y de aplicación de las mismas, por lo tanto no debemos escatimar en ningún momento ni lugar recursos financieros, materiales y humanos para conseguir evitar un accidente,por leve que sea”.
Sobre el terreno
El espacio de un almacén lo comparten las unidades de carga, las estanterías metálicas y la maquinaria de elevación y manutención. En sí mismo no se trata de un ámbito de trabajo peligroso, sino que el mal uso de cualquiera de los distintos elementos que lo componen es lo que puede ocasionar lesiones a personas, costosas interrupciones del servicio y daños a las instalaciones o a las mercancías.
En este tipo de instalaciones es recomendable llevar a cabo un plan de prevención, formando al personal en el correcto uso de la planta y de los equipos de inspección, es decir, revisando constantemente que se cumplen todas las condiciones óptimas de uso, y de mantenimiento, y corrigiendo los posibles desperfectos o un mal funcionamiento de cualquier elemento del almacén.
Unidades de carga
En un almacén la unidad de carga empleada puede ser muy variada, desde las convencionales paletas de madera, plástico o metal, hasta contenedores de distintos materiales o cajas de cartón. En el caso de utilizar paletas o contenedores que han de ser manipulados con medios de manutención mecánica y en aras de no poner en peligro la seguridad, éstos han de ser capaces de soportar la carga depositada y estar en buen estado.
En caso contrario, hay que sustituir inmediatamente las dañadas para evitar su uso. Por otra parte, la superficie de apoyo sobre los largueros de las estanterías en las que se ubicarán dichas cargas debe ser suficiente. Una vez se ha cargado la paleta con la mercancía, el conjunto tiene que resultar compacto y estable tras la sujeción de la carga, mediante flejado, retractiliado, etc. En el reparto de dicha mercancía no se deben sobrepasa los límites perimetrales, la altura ni el peso máximo establecidos.
Estanterías
A la hora de diseñar la instalación se tienen en cuenta una serie de variables: la unidad de carga, los elementos de manipulación y el espacio disponible. Una vez elegido el modelo de estantería más adecuado se define la carga máxima por cada par de largueros y por cada bastidor (que viene determinada por el tipo, la dimensión y la altura entre niveles).
También se fija el número y las dimensiones de los pasillos de paso peatonal y de maniobra para la carga y descarga de la mercancía con la maquinaria de manutención oportuna, además de los de seguridad. Todas estas especificaciones siempre han de respetarse. Por ejemplo, aumentar la separación entre los bastidores para incrementar la altura de los niveles provoca un aumento de la luz de pandeo reduciéndose la capacidad de carga.
Resulta evidente que es necesario respetar las limitaciones en cuanto a los kilos almacenados, un sobrepeso pone en peligro el mantenimiento de la seguridad. A la hora de introducir las mercancías en los huecos de las estanterías también es imprescindible seguir unas reglas básicas.
Por ejemplo, no hay que concentrar la carga en la zona central de los largueros sino aproximarla a los bastidores. También será preferible trabajar con dos paletas de 1.000 kg cada una, antes que con una sola de 2.000 kg, y mantener una mínima holgura entre ellas.Finalmente es aconsejable mantener el centro de gravedad de la instalación lo más bajo posible.
Zonas de circulación
Las estanterías se disponen siguiendo un orden específico que deja libres una serie de pasillos que pueden ser peatonales, de circulación de maquinaria, mixtos, de trabajo, de seguridad e incluso pasajes o túneles de paso que atraviesan la estructura en sí misma. En el diseño de la instalación ya hay que tener en cuenta para qué se utilizará cada pasillo con el fin de dotarlo de la anchura que corresponda.
Es necesario además diferenciar en lo posible entre las zonas de paso de vehículos y de personas, con especial atención en los cruces para que los ángulos de giro de la maquinaria y la visibilidad sean las correctas.Según la legislación existen unas reglas básicas:
- Deben establecerse pasos peatonales perpendiculares a los módulos de almacenamiento cuando la longitud de éstos exceda los 40 m. En una misma hilera, las distancias entre dos pasajes consecutivos no superará los 20 m.
- Los pasajes para la circulación de personas han de tener el nivel superior cubierto con materiales resistentes a la caída de las mercancías de las paletas.
- En los pasillos o túneles de paso con doble circulación, el ancho no debe ser inferior al de las carretillas o los vehículos que circulen por los mismos o al de las cargas de mayor dimensión, incrementada en 1,50 m como mínimo. Si en tales pasillos también circulan personas habría que prever una anchura mínima de uso exclusivo para ellas de 1 m
- En los túneles de paso la altura libre será la del mástil plegado de la carretilla y sin carga que sobrevuele verticalmente al mismo con una holgura mínima de 50 cm.
Equipos de manutención
La maquinaria empleada en los almacenes para manipular las mercancías es uno de los elementos que intervienen en el funcionamiento deun almacén. Ésta debe adecuarse a la carga y al medio donde opera.Tal como apunta José María de Simón, presidente de la FEMAEM, “los accidentes más graves que se registran en estas dependencias suelen estar relacionados con el manejo y utilización de las carretillas, que en muchos casos se lleva a cabo por personas que no han recibido la formación adecuada”.
Y es que, según Javier Escobar, responsable de ICIL Empresas de la Fundación ICIL, “no sólo es necesario informar, sino que hay que formar en la prevención de riesgos laborales y no limitarnos a entregar un panfleto y que se firme un papel”. La conducción de un equipo de manutención debe ser segura y para ello el conductor ha de estar formado específicamente. Una premisa es no sobrecargar nunca estos equipos y mantener una velocidad máxima de trabajo de 10 km/h (el doble del paso ligero de una persona).
Por otra parte,las principales reglas apuntan desde extremar la prudencia al efectuar giros, hasta evitarlos en las pendientes ni utilizar jamás tales equipos como medio de transporte personal. En los desplazamientos es necesario mantener una distancia mínima entre las distintas máquinas que sea equivalente a la suma de tres; mirar siempre en el sentido de la marcha; evitar el exceso de velocidad, los movimientos bruscos y las cargas mal aprehendidas; y nunca circular o aparcar con las horquillas levantadas.
En las pendientes,se irá marcha adelante para subir y marcha atrás para bajar, con el mástil totalmente inclinado hacia atrás y circulando siempre en línea recta.
Maquinaria cargada
Con la carretilla cargada, el centro de gravedad del conjunto debe quedar lo más bajo posible, por ello las mercancías han de trasladarse con las horquillas bajas, a unos 15 ó 20 cm del suelo, limitando el tamaño y altura de las mismas para tener una buena visibilidad.
Por otro lado, si el volumen de la carga afectara igualmente a dicha visibilidad sería necesario avanzar marcha atrás. Además, el transporte se efectuará siempre utilizando ambas horquillas, sobre las que se repartirá la carga de forma homogénea y asegurando su estabilidad.
En cuanto al manejo de materiales sueltos siempre habrá que introducirlos en contenedores.Otro consejo en favor de la seguridad es tocar la bocina en los cruces sin buena visibilidad para avisar al personal cercano, mirando siempre en el sentido de la marcha.
En las intersecciones y pasillos de tránsito en los que puedan circular tanto carretillas como peatones, éstos tendrán preferencia de paso. Y si en dichas zonas de tránsito, las carretillas están efectuando operaciones puntuales (carga, descarga, elevación, etc.) los operarios esperarán hasta que éstas hayan finalizado para poder pasar.
Todas estas premisas y particularidades son sólo algunas reglas de todo el conjunto que comprende el aprendizaje para el manejo y la conducción segura de los equipos de manutención.
Almacenes a salvo del fuego
Hoy, los almacenes y almacenes automáticos pueden presumir de hasta 30 m de altura. Sin embargo, a la hora de propagarse un incendio podría decirse que éste tipo tiene las mismas probabilidades que aquéllos que sólo superan los 4 ó 5 m.
En cualquiera de los casos, la extinción por medios manuales puede ser realmente difícil y, en muchas ocasiones, imposible. Por este motivo, la legislación actual, en particular, el Real Decreto 2267/2004, de 3 de diciembre, precisa el reglamento de seguridad contra incendios en los almacenamientos industriales.
En concreto, en función de la carga, la altura y la constitución física del edificio se fija el sistema contra incendios que se instalará a partir de cuatro categorías de riesgo que son las que permiten diseñar sus particularidades.
Actualmente existen distintos sistemas de extinción a partir de agua, de agua pulverizada (el vapor de agua tiene un mayor poder de absorción del calor desprendido) o de inertización, un sistema muy válido para almacenes pequeños y para archivos de papel, que consiste en la reducción de la cantidad de oxígeno gracias a la propagación de un gas inerte que reduce la combustión.
Rociadores automáticos
En el caso de ser necesaria la colocación de rociadores automáticos en almacenes que disponen de estanterías,el reglamento establece, según los casos, que se han de montar en los techos pero también puede ser necesario adosarlos en las estanterías.
Es entonces cuando la instalación contra incendios se proyecta conjuntamente con ellas, sirviendo de andamiaje para tal instalación. Para ello, los tubos de canalización deben comunicar las tomas de agua con el conjunto de rociadores automáticos o sprinklers.
Normalmente, las bocas de suministro están situadas en la parte baja del edificio y hay que llevar este agua hasta ellos, lo cual se consigue enganchando los tubos a los largueros de las estanterías desde el piso para recorrer toda su longitud.
Después se dejan caer a las posiciones que corresponda colocar un rociador. En las propias estanterías hay que montar uno cada dos niveles de carga o cada 3,5 m de altura, así como cada dos cargas sucesivas hasta completar todo el conjunto de ubicaciones.
Además, estos sprinklers han de disponerse a una distancia mínima de 150 mm por encima de las mercancías almacenadas, por un lado, para que la difusión sea homogénea entre todas las partes de ésta y, por otro, para evitar que reciban golpes con los movimientos de las mercancías. Por tanto, en el diseño de un almacén los sistemas de detección y extinción de incendios deben ser una prioridad.
En circunstancias normales, el proyecto debe incluir equipos para la detección (llamas, calor o humo) y aparatos automáticos o semiautomáticos para la extinción (agua, espuma o gas). Además, hay que considerar el humo no solamente como un riesgo de incendio, sino también como un peligro para la salud del personal y para los materiales almacenados.
Avances en la seguridad del almacén
Javier Escobar, responsable de ICIL Empresas de la Fundación ICIL, adelanta cuáles han sido, en los últimos años, los mayores avances en seguridad en el almacén. “En mi opinión, son dos: los dispositivos y equipos contra incendios, con la implantación de sistemas de rociadores y de detección de humos en los de nueva construcción y de adecuación en los antiguos, y el análisis y la mejora tanto de los layouts como de los flujos para eliminar las interferencias de esos mismos flujos y, por lo tanto,conseguir la prevención de accidentes
El valor de la automatización
Por su parte, José María de Simón, presidente de la FEM AEM(Asociación Española de Manutención), cree que los mayores desarrollos en cuanto a seguridad, “vienen dados por la automatización;la utilización de medios que reducen los esfuerzos físicos de los trabajadores y que consientan el movimiento y el almacenaje de las cargas incluso sin su concurso. Todo esto reduce radicalmente los accidentes”.
En este sentido, para el máximo representante de la asociación, “la tendencia debe ser la de aumentar el nivel de automatización, ya que es la única forma de reducir costes, garantizar la calidad de servicio y rebajar al máximo los errores”.Sin embargo, Javier Escobar se inclina a pensar que el futuro irá en otro sentido: “Parcelar y compartimentar el tamaño del almacén de forma que en caso de incendio la zona afectada se aísle automáticamente del resto”.
Protección de las estanterías
En la instalación de las estanterías también existen una serie de elementos cuya función específica es la de aportar una mayor seguridad a la estructura. Los detallamos a continuación:
Gatillos de seguridad
Piezas metálicas que se introducen en las aberturas situadas en cada grapa y que impiden que los largueros se desencajen accidentalmente de su alojamiento
Topes paleta
Sistema de perfiles metálicos en forma de “C” que asegura que las paletas no sobresalgan por la parte posterior de las estanterías y se caigan, ya que en la manipulación (carga y descarga) éstas, además, podrían golpear o empujar a otras situadas en el módulo opuesto.
Son aconsejables en aquellas instalaciones con atirantados verticales para evitar golpes a la estructura; en aquéllas que se encuentran muy cerca de otras, en pasillos muy transitados y para proteger las paredes.
Mallas de protección
Se amarran a los topes paleta evitando la posibilidad de caída de la mercancía. Son opcionales y muy útiles donde haya peligro de desmoronamiento de la carga. Pueden cubrir toda o parte de la altura de las estanterías.
Atirantados
Perfiles planos sujetos a soportes que, a su vez, van unidos a los bastidores.Cada uno dispone de un tensor que le da la rigidez necesaria. Con ellos se consigue aumentar la estabilidad longitudinal cuando por carga y altura la instalación así lo requiera.
Protecciones
Son piezas metálicas diseñadas para absorber un impacto de 400 Nm en cualquier dirección y a cualquier altura entre 100 y 400 mm. Principalmente, evitan o minimizan el daño que causaría un posible golpe de una carretilla en la zona inferior de los puntales de la estantería.
Señales en los pasillos
Otro de los puntos a tener en cuenta a la hora de trabajar en un almacén seguro es la señalización de los pasillos con bandas de color amarillo o blanco. De esta forma quedarán delimitadas claramente las zonas de circulación y las áreas de apilado situadas al pie y sobre las estanterías. Además, es necesario señalizar las áreas de aparcamiento de los equipos de trabajo.
La falta de una buena señalización y diseño de los pasillos (que no cuenten con la anchura necesaria, por ejemplo) pueden provocar golpes a las estructuras e incluso atropellos a los trabajadores por parte de los vehículos de manutención.