El transporte intermodal fomenta la agilidad en la cadena de suministro
El transporte intermodal se ha convertido, en los últimos años, en un medio habitual para trasladar mercancía entre dos o más puntos. Esta estrategia facilita el movimiento de cargas unitarias mediante el uso integrado de varios modos de transporte como camiones, trenes o buques. La intermodalidad minimiza la manipulación de mercancía: la transferencia de las unidades de carga entre un modo y otro suele realizarse sin descargar los productos del interior del contenedor, lo que elimina el riesgo de pérdidas de stock.
Un ejemplo de transporte intermodal sería el siguiente: un operador logístico accede al muelle de un almacén. El transportista carga la mercancía en el remolque del camión y se desplaza hasta un puerto, donde otra compañía, en lugar de descargar el material, transfiere el contenedor directamente al buque de carga. Una vez llegado a su destino, el remolque se acopla a un camión, que traslada la mercancía hasta las instalaciones del cliente.
¿En qué consiste el transporte intermodal?
El transporte intermodal consiste en enviar una carga desde un punto de origen hasta un destino combinando varios modos de transporte y sin necesidad de manipular la mercancía durante el trayecto. A diferencia de los sistemas de traslado convencionales en los que los distintos modos funcionan de manera independiente, en la intermodalidad se combinan varios servicios de transporte para mejorar la eficacia de todo el proceso de distribución.
En la actualidad, este sistema de transporte puede emplearse en cualquier industria para distribuir materia prima, productos acabados, piezas de suministro industrial o pedidos e-commerce. Se habla de transporte intermodal cuando se usan, como mínimo, dos modos ―por ejemplo, terrestre y marítimo―. Cuestiones como el tiempo de entrega, el peso de los productos u otros criterios como la caducidad de la mercancía determinan la planificación del trayecto.
Los envíos intermodales emplean contenedores intermodales, un tipo de container de carga que se acopla fácilmente a camiones, trenes y buques para facilitar el traslado de mercancía de un modo a otro de transporte. Esta estrategia logística se ha popularizado gracias al uso de contenedores estandarizados, que limitan la manipulación de mercancía y agilizan el movimiento de productos al cambiar de medio de transporte. En general, la intermodalidad se beneficia de las ventajas de los diferentes sistemas de transporte: el menor coste de los trenes de mercancía, la flexibilidad de los camiones de carga o la mayor capacidad de los buques en el transporte marítimo.
Diferencias entre transporte intermodal y multimodal
Transporte intermodal y transporte multimodal suelen confundirse. Si bien en ambos casos se emplean diferentes modos de transporte, la principal diferencia radica en que la intermodalidad implica el movimiento de unidades de carga individuales ―suelen ser contenedores―, mientras que la multimodalidad puede operar con distintas unidades de carga de forma simultánea.
Otra diferencia entre el transporte intermodal y multimodal son los contratos de transporte vinculados a un envío. Se trata del documento legal por el cual una persona física o jurídica se compromete a trasladar mercaderías bajo unas condiciones acordadas. Mientras que en el transporte multimodal solo existe un contrato, en la intermodalidad se combinan varios.
¿Cuáles son las ventajas del transporte intermodal?
El transporte intermodal aporta varios beneficios, entre otros:
- Envíos más rápidos: en la intermodalidad no hay que cargar y descargar la mercancía durante el cambio de modo de transporte, lo que conlleva operativas más rápidas.
- Seguridad de la mercancía: el transporte intermodal elimina el riesgo de pérdidas de stock. Al reducir la manipulación de cargas, la posibilidad de dañar los productos durante las operaciones de descarga de mercancía baja considerablemente.
- Flexibilidad: el empleo combinado de varios medios de transporte para un mismo recorrido facilita la gestión de los envíos. También permite que las compañías se beneficien de las ventajas de cada modo, desde la enorme capacidad de los buques marítimos hasta la flexibilidad del tránsito por carretera.
Sin embargo, la intermodalidad puede no ser siempre la mejor opción, sobre todo en trayectos cortos que puedan realizarse con un único modo de transporte. En este caso, los tiempos de entrega podrían verse incrementados. Por ejemplo, en determinadas ocasiones el transporte por carretera mediante camiones puede ser más veloz, si bien contamina más que la opción de depositar la carga en un tren de mercancías. En última instancia, el responsable logístico es quien ha de valorar los pros y los contras de cada opción y establecer la estrategia de transporte más eficiente para la organización.
Transporte intermodal para una cadena de suministro eficiente
El transporte intermodal es una opción cada vez más popular porque fomenta la agilidad y la flexibilidad en la distribución de mercancía. Las organizaciones pueden combinar diferentes modos de transporte para potenciar entregas rápidas y, a su vez, reducir las emisiones de CO2.
La intermodalidad en el transporte de mercancías requiere visibilidad de los diferentes eslabones de la cadena de suministro para lograr una operativa eficiente. La consolidación de nuevas tecnologías en logística ha favorecido la trazabilidad de los productos a lo largo de las diferentes etapas por las que discurre la mercancía. Programas digitales como un sistema de gestión de transporte o un software de gestión de almacenes (SGA) facilitan la toma de decisiones a los responsables logísticos y promueven un control del stock en tiempo real.
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